Nuestro cliente venía acusado de un delito de tráfico de drogas, en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud. Su situación era angustiosa, porque desde el principio nos hizo saber que la realidad era muy diferente.
Durante la instrucción llevamos a cabo diligencias para asentar que la tenencia de sustancias obedecía al propósito de un consumo compartido. Durante el Juicio Oral varios testigos apuntalaron la tesis sostenida y, finalmente, obtuvimos la ansiada sentencia absolutoria.