Nuestro cliente fue acusado de un delito de estafa por la venta de un vehículo que, según la parte denunciante, presentaba averías no comunicadas. Su situación era calamitosa, con escasos recursos económicos y sin conocimientos jurídicos.
Tras una instrucción profunda, nuestro equipo logró demostrar que no había existido engaño por parte del cliente. Se evidenció que las averías del vehículo no habían sido ocultadas y que el cliente había actuado de buena fe durante la transacción.